Quisiera cerrar el año con un
post delicado y bello, porque a pesar de todos los malos augurios
socio-económicos, a nivel personal el 2012 ha sido un año bonito.
2012 me ha aportado momentos fantásticos en mi otro mundo en los que he sido feliz, viví las pasadas navidades y empecé el año en el lugar dónde quería estar, he llenado mis ojos y mi memoria de recuerdos imborrables, he hecho nuevas amistades gracias al blog que me han llenado de alegría al comprobar que SI existe gente con la que compartir nuestra “pasión” además de la amistad, he afianzado algunas relaciones personales que se han convertido en importantes en mi vida y he conseguido superar las fiestas navideñas sin conflictos familiares. Me parece un logro fantástico.
Gastronómicamente no dejo de crecer y aprender y eso me resulta una de las cosas más estimulantes que me han sucedido en los últimos dos mil años. Personalmente intento limar mis defectos, que son muchos y convertirme en mejor persona, aunque a veces me sale un genio verde que me avergüenza. Profesionalmente sigo navegando en un mar de dudas y confusiones, pero espero que el 2013 ilumine mi camino.
Así que, como os decía… el balance es bastante positivo y despediré el año con alegría y esperanza de que el 2013 sea al menos igual y se cumplan algunos deseos que escribí en un papel blanco y quemé en un rito en el que no creo mucho pero me sirvió para ordenar prioridades y seguir soñando. Y espero que sea igual para todos vosotros. No nos dejemos amedrentar por los telediarios el mismo día 1, respiremos hondo y tratemos de seguir adelante con una sonrisa. Sé que es difícil en muchas ocasiones… pero la sonrisa ayuda.
Las galletes Springerle son las galletas más hermosas que he visto nunca. Las descubrí en un nº2 de Whole Kitchen (diciembre 2010) y quedé “inmediata e irremediablemente” enamorada. Como no, la receta es de un blog hermosísimo también, Cakes Haute Couture. Ya van tres navidades que las hago y creo que ya no dejaré de hacerlo, porque estoy hechizada por ellas. Tengo la suerte de tener un amigo que viaja a menudo a Alemania y me trajo un molde de madera con los que se hacen las Springerle tradicionalmente.
2012 me ha aportado momentos fantásticos en mi otro mundo en los que he sido feliz, viví las pasadas navidades y empecé el año en el lugar dónde quería estar, he llenado mis ojos y mi memoria de recuerdos imborrables, he hecho nuevas amistades gracias al blog que me han llenado de alegría al comprobar que SI existe gente con la que compartir nuestra “pasión” además de la amistad, he afianzado algunas relaciones personales que se han convertido en importantes en mi vida y he conseguido superar las fiestas navideñas sin conflictos familiares. Me parece un logro fantástico.
Gastronómicamente no dejo de crecer y aprender y eso me resulta una de las cosas más estimulantes que me han sucedido en los últimos dos mil años. Personalmente intento limar mis defectos, que son muchos y convertirme en mejor persona, aunque a veces me sale un genio verde que me avergüenza. Profesionalmente sigo navegando en un mar de dudas y confusiones, pero espero que el 2013 ilumine mi camino.
Así que, como os decía… el balance es bastante positivo y despediré el año con alegría y esperanza de que el 2013 sea al menos igual y se cumplan algunos deseos que escribí en un papel blanco y quemé en un rito en el que no creo mucho pero me sirvió para ordenar prioridades y seguir soñando. Y espero que sea igual para todos vosotros. No nos dejemos amedrentar por los telediarios el mismo día 1, respiremos hondo y tratemos de seguir adelante con una sonrisa. Sé que es difícil en muchas ocasiones… pero la sonrisa ayuda.
Las galletes Springerle son las galletas más hermosas que he visto nunca. Las descubrí en un nº2 de Whole Kitchen (diciembre 2010) y quedé “inmediata e irremediablemente” enamorada. Como no, la receta es de un blog hermosísimo también, Cakes Haute Couture. Ya van tres navidades que las hago y creo que ya no dejaré de hacerlo, porque estoy hechizada por ellas. Tengo la suerte de tener un amigo que viaja a menudo a Alemania y me trajo un molde de madera con los que se hacen las Springerle tradicionalmente.
Los moldes más
antiguos son en forma de rodillo y son una preciosidad. Pero si no se tiene,
puede usarse cualquier cortador con relieve que tengais, da igual. El sabor de
estas galletas, duras, es evocadoramente navideño. Su blancura es hermosa y un
signo inequívoco de que, la nieve está cerca…aunque sólo sea en tu imaginario. No
son difíciles pero requieren tiempo, pues reposan una noche. Pero el resultado
vale la pena.
En la receta original de estas galletas que data del S. XVII, se usaba un tipo de levadura llamada hartshorn pero como es difícil de encontrar tan sólo os lo menciono. El origen de las galletas como apunta Patricia es mitólogico y se remonta casi mil años atrás, entre las tribus germánicas para celebrar el solsticio de invierno. Leerlo en su receta, es muy interesante, al igual que sus fotografías que son impresionantes.
Y aprovecho para participar con esta receta en el concurso de Sweet&Sour, "Recetas Navideñas", un blog que me encanta y del que he hecho varias recetas con éxito(pan, crackers de parmesano) y he aprendido metodologías, como su "post" sobre como hacer mermeladas (nociones básicas). Virginia, siempre amable, eficiente y con buen gusto, nos propone así celebrar su primer año de vida en la blogosfera. Felicidades Virginia!
En la receta original de estas galletas que data del S. XVII, se usaba un tipo de levadura llamada hartshorn pero como es difícil de encontrar tan sólo os lo menciono. El origen de las galletas como apunta Patricia es mitólogico y se remonta casi mil años atrás, entre las tribus germánicas para celebrar el solsticio de invierno. Leerlo en su receta, es muy interesante, al igual que sus fotografías que son impresionantes.
Y aprovecho para participar con esta receta en el concurso de Sweet&Sour, "Recetas Navideñas", un blog que me encanta y del que he hecho varias recetas con éxito(pan, crackers de parmesano) y he aprendido metodologías, como su "post" sobre como hacer mermeladas (nociones básicas). Virginia, siempre amable, eficiente y con buen gusto, nos propone así celebrar su primer año de vida en la blogosfera. Felicidades Virginia!
GALLETAS SPRINGERLE
Ingredientes:
(salen bastantes galletas, según sea el molde o cortador)
500g harina
3 huevos
375g de azúcar glas
60g de mantequilla pomada (temperatura ambiente)
¼ cucharadita de café de sal
½ cucharadita de café de levadura en polvo
½ cucharadita de esencia de anís (si no teneis el licor de anís servirá…pero mucho mejor esencia)
Blanquear los huevos hasta que consigais que sean muy blancos (ahí radica parte del éxito en conseguir ese color que luego tendrán las galletas). Cuando lo logreis vais incorporando el azúcar glas hasta que os quede bien cremosa y la mantequilla.
Incorporar la sal y la esencia de anís. También la levadura y la harina e ir incorporando poco a poco. Verterla sobre la mesa de trabajo y terminar de darle forma con las manos. Añadir un poco más si veis que no se os despega de las manos (ya sabeis que esto a veces depende de la humedad ambiental, etc…).
Estirar la masa con el rodillo dejándola de un grosor de 0,5cm aprox. Enharinar un poco la superficie de la masa (con ayuda de un pincel) y el molde de madera para evitar que se nos pegue y, tras colocarlo sobre la masa, presionar un poco para que quede marcada la masa. Retirar el molde. Con ayuda de un cortapastas o un cuchillo ir cortando las galletas. Se os despegará bien de la mesa y las colocais sobre papel vegetal en una superficie plana.
El tiempo de reposo es muy importante. Cuanto más lo tenga más seca quedará la capa superior y menos se deformará en el horno. Lo aconsejable es entre 8 y 24h. Yo las empiezo por la tarde y las dejo reposar toda la noche.
Por la mañana calentar el horno a 150º e introducir las galletas entre 10-15min. OJO, no tienen que dorarse….dejarían de ser blancas. Así que si empezais a ver que los bordes se colorean…sacarlas del horno.
Se conservan estupendamente mucho tiempo dentro de una lata de galletas o envueltas en celofán como precioso regalo de Navidad. Su sabor mejora con el tiempo. La Navidad pasada yo las hice en Noviembre para regalar en Navidad. Estaban geniales.
(salen bastantes galletas, según sea el molde o cortador)
500g harina
3 huevos
375g de azúcar glas
60g de mantequilla pomada (temperatura ambiente)
¼ cucharadita de café de sal
½ cucharadita de café de levadura en polvo
½ cucharadita de esencia de anís (si no teneis el licor de anís servirá…pero mucho mejor esencia)
Blanquear los huevos hasta que consigais que sean muy blancos (ahí radica parte del éxito en conseguir ese color que luego tendrán las galletas). Cuando lo logreis vais incorporando el azúcar glas hasta que os quede bien cremosa y la mantequilla.
Incorporar la sal y la esencia de anís. También la levadura y la harina e ir incorporando poco a poco. Verterla sobre la mesa de trabajo y terminar de darle forma con las manos. Añadir un poco más si veis que no se os despega de las manos (ya sabeis que esto a veces depende de la humedad ambiental, etc…).
Estirar la masa con el rodillo dejándola de un grosor de 0,5cm aprox. Enharinar un poco la superficie de la masa (con ayuda de un pincel) y el molde de madera para evitar que se nos pegue y, tras colocarlo sobre la masa, presionar un poco para que quede marcada la masa. Retirar el molde. Con ayuda de un cortapastas o un cuchillo ir cortando las galletas. Se os despegará bien de la mesa y las colocais sobre papel vegetal en una superficie plana.
El tiempo de reposo es muy importante. Cuanto más lo tenga más seca quedará la capa superior y menos se deformará en el horno. Lo aconsejable es entre 8 y 24h. Yo las empiezo por la tarde y las dejo reposar toda la noche.
Por la mañana calentar el horno a 150º e introducir las galletas entre 10-15min. OJO, no tienen que dorarse….dejarían de ser blancas. Así que si empezais a ver que los bordes se colorean…sacarlas del horno.
Se conservan estupendamente mucho tiempo dentro de una lata de galletas o envueltas en celofán como precioso regalo de Navidad. Su sabor mejora con el tiempo. La Navidad pasada yo las hice en Noviembre para regalar en Navidad. Estaban geniales.
Y ahora sí, bienvenido 2013!