CHAKAPULI - UNA FAMILIA FELIZ (CHEMI BEDNIERI OJAKHI)
sábado, marzo 03, 2018
“Manana estaba allí sentada, con una copa de vino, oyendo el
Ave Maria de Caccini, corrigiendo exámenes. De pronto la música, hizo aquello
que le gustaba tanto, que era meterse bajo su piel, acariciando cada uno de sus
órganos en un ir y venir eléctrico pero suave, como el roce de miles de plumas,
y dejó el bolígrafo a un lado y se sentó en la butaca que había colocado frente
al balcón viendo como el viento movía las hojas de los árboles
que estaban frente a ella. A veces, se sentaba allí, sin música, oyendo ese
rumor, como miles de gemidos silenciosos de las pequeñas hojas de los sauces al
ser acariciadas. Disfrutaba de aquellos momentos de soledad y tranquilidad que
tanto había deseado.
Vivir con sus padres, su hija y su pareja, su marido y su
otro hijo se habían vuelto una tortura para ella que tan sólo deseaba sentir la
paz de un espacio propio, aquel que un día Virginia Woolf reclamó para si.
No era que no les quisiese, era que necesitaba sentirse y
dejar de preocuparse de las necesidades de los demás; de la compra que le
encargaba su madre de buena mañana, de las necesidades de sus hijos, de la
gente que entraba y salía, del carácter hosco de su padre, de su marido que
decidía siempre por ella, que no la escuchaba y que se alejaba de ella tan
rápido que pronto pasarían a ser extraños. Aquel paso iba a ser positivo para
todos, y sobre todo para ella. No lo
entendieron al principio, claro que no, y se rebelaron y pensaron que estaba loca,
o que tenía un amante y a final, no sabiendo entenderla la llamaron egoísta.
Pero no desistió.
Hace unos días volvió para celebrar la llegada de su primer
nieto a casa y vió a su padre contento y a su familia, por primera vez
funcionando con una cierta armonía y le entró al fin una cierta paz. Y cuando,
una vez más, se pusieron a cantar los jóvenes, miró a su marido y decidió que lo invitaría a
cenar un día de estos. Ya era hora de que conociera el lugar dónde vivía. Y le
haría su plato favorito, el chakapuli.”
Abril Expósito
Cuaderno de Bitácora
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Manana es el personaje central de una película georgiana que ví
el otro día. Si queréis saber más de esta preciosa película costumbrista, que
os servirá para conocer un poco más, la feliz y tranquila sociedad georgiana,
que aunque sea todavía una sociedad muy patriarcal y quizás, aparcada todavía
en un tiempo pasado, es una sociedad feliz, llena de música, buena comida y
buenos vinos.Podéis verla en Netflix. Se llama “Happy Family” yha conseguido un montón de premios;En la Berninale 2017, en el Festival Sundance, el de New Directors de
New Films Italy, el Fipresci Best Film y el best Cinematrography de Finlandia.
Esta receta es de
Marina, la madre de mi amigo Mischa, una cocinera excelente además de una
renombrada pianista, pero ya os hablaré en otra ocasión de ella. Hoy os quería
hacer una recomendación cinematográfica.
Es una receta
sencilla que convierte el cordero en una carne muy discreta, le baja los humos en mi opinión. La fuerza
del estragón, hace que el cordero pase a un segundo plano, sin que sea un sabor
predominante del guiso. Lo hice con la excelente carne de cordero de lechal que
nos dió a un grupo de bloggers INTEROVIC, en la campaña en pro del consumo del
cordero, y cuya información podéis ver en este post
que hice a propósito de este evento.Esta campaña se promueve a través del portal www.canalcordero.com y allí podréis
encontrar esta y otras recetas. Usé la pieza de tournedó de ternasco de Aragón.
CHAKAPULI
Ingredientes:
(para 4 personas)
1kg ½ de cordero cortada para estofar (paletilla si es
posible)
1 cebolla grande
1 manojo de cebollino
1 bandeja de estragón
1 manojo de cilantro
1 ciruela blanca o 1 cucharada de salsa Tkemali (la verde) georgiana
(opcional) en mi blog tenéis una versión aqui
AOVE
Sal/pimienta
1.Ponemos en una olla de hierro o en la cazuela dónde
acostumbremos a hacer los guisados el cordero con un poco de AOVE y dejamos que
se sofría, hasta que esté un poco hecho. Si vemos que nos queda seco, podemos
añadirle un poquito de agua.
2.Añadimos la cebolla cortada en brunoise por encima. Dejamos
pochar.
3.Incorporamos unos 2/3 del cebollino cortado muy pequeñito
4.Rectificamos de sal/pimienta
5.Añadimos el cilantro bien picado.
6.Incorporamos el estragón, en abundancia, sin miedo, picado
muy fino. Es importante que sea fresco, pues su sabor es importante en este
plato.
7.Si tuvieseis Tkemali añadir 1/2 cucharada. Si no, y os gusta
el punto ácido, le ponéis una ciruela verde o amarilla (no la roja), sin el
hueso y la piel. Le dará ese puntito. Este es un punto opcional.
8.Incorporar 1/2 vaso de vino blanco (en varias tandas
mientras hace chup chup).
9.Dejarlo hacer por espacio de 1 h aproximadamente.
Podemos servirlo con
patatas al horno, arroz hervido o solo. Un plato que os sorprenderá.
Aprendiz de Gastronomía, narrradora y difusora de recetas y eventos gastronómicos desde un punto de vista siempre periodístico y de aprendizaje de todo aquello que se mueve dentro de la gastronomía local e internacional. Aprender, disfrutar y transmitir son las claves de mi trabajo.
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