TALLARINES ALLA GRICIA CON ALCACHOFAS

domingo, marzo 08, 2020


Hoy es el día de la mujer trabajadora, y me gusta dedicárselo a mujeres que son dignas de mi admiración. Digo mi, porque lo son de muchas, pero la que habla es una servidora y tiene sus motivaciones personales y subjetivas. Ahora que el empoderamiento es una palabra tan importante en los círculos políticos y culturales, quiero señalar a una mujer que convierte en oro todo lo que hace.

Y qué me ha llevado a hablar de ella hoy y reproducir este plato concreto? La envidia.. sí, envidia que te pone la cara verde y te convierte en un grinch navideño. Pero es una envidia de sueño, de pensar “y si yo pudiera estar ahí, escuchando sus charlas sobre Roma, los museos, los postres, las pastelerías, la gastronomía, la historia?". Mujer culta, sabia, hermosa, independiente y muy inteligente hace que, sepa que estoy delante de una de esas mujeres que…. Me enamoran. Así, con todas las letras. Porque el amor tiene mucho de admiración y no es la primera vez que me ha pasado. Ya en la Universidad, creo que os lo he contado en alguna otra ocasión, quedé totalmente hechizada de una profesora de literatura medieval que hablaba de la Chanson de Roland. Primero fueron sus palabras, que salían de una garganta con una voz grave y aterciopelada, y luego fueron sus rizos y sus botas de gato con botas, que me hacían desear sus clases como a ninguna otra. La adoraba. No había ningún deseo sexual, había un deseo mental de estar en la vida de personas con semejante impacto intelectual. Me he enamorado varias veces así. 

Isabel Pérez, la artífice de Aliter Dulcia, es una monstrua de este estilo.  Me maravilla que parece tener tiempo para todo, para llevar dos negocios en ciudades diferentes, criar a un hijo (maravilloso también), leer, viajar, poner videos de pasteles que hace en sus obradores, comer parte de esos pasteles y dulces, hacer talleres, escribir dos libros, poner el árbol de Navidad, quitarlo, enseñarnos Guijón, Madrid y las ciudades por las que pisa... y en todas esas cosas mantener la sonrisa, la compostura y el equilibrio.  Es incansable. 

Y en esa vorágine, ella y los chicos de Col&Col se ponen a organizar viajes culturales a las ciudades favoritas de Isabel y protagonistas de su último libro Souvenir. Y el primer lugar de esta forma de viajar, que a mi me parece lo más, ha sido Roma. Y estoy que trino, viendo los videos, la riqueza cultural de Roma y cómo Isabel la va desmenuzando para este público privilegiado. Qué gran idea!  Y cómo no, comen, y comen y no paran de comer.

Isabel les ha llevado a la Osteria da Fortunata, y nos enseña uno de sus platos… entonces lo tengo claro, hoy, para paliar mi frustración y bajar la intensidad de mis verdes, me haré el mismo plato que están comiendo. Así quizás me sentiré más cerca de este grupo. Y… me he sentido. 

El origen de este plato es la Pasta alla Gricia, que tiene pasta, guanciale y pecorino. Según algunos apuntes históricos este plato nació aprox. en el año 400 a.C.  Sobre el origen del nombre hay muchas teorías; que Grici es cómo los panaderos griegos llamaban a Grecia; otras que el plato fue creado en la ciudad de Grisciano... que está muy cerca de Amatrice, cuna de otro plato igual que este pero con tomate que llegaron posteriormente… así que, como en muchas ocasiones los orígenes se desdibujan aunque se adivinan. 



TALLARINES ALLA GRICIA CON ALCACHOFAS

Ingredientes:
(para 2 personas)

200g de tallarines frescos (si es posible comprar pasta fresca)
150g de guanciale (si es posible comprad guanciale, tiene otro sabor diferente a la panceta o el bacon, pero si no es posible, usad la que queráis)
2 alcachofas
Pimienta Blanca
AOVE
Sal (yo no usé)


1.    Poner a hervir agua con sal
2.    Cortamos el guanciale a láminas finas y ponemos en una sartén sin AOVE. A fuego suave lo dejamos hasta que doren. Reservamos. 
3.    En el resto de la grasita del guanciale ponemos a sofreír las alcachofas. Previamente quitamos las primeras hojas de la alcachofa, y cortamos el tallo dejando un poquito. Lo pelamos. Cortamos la alcachofas por la mitad, y con el cuchillo las laminamos finamente. No queremos freírlas sino que se pochen. Tapamos la sartén y dejamos el fuego medio bajo. 
4.    Cuando estén las alcachofas ponemos la pasta en el agua que ya hierve. Dejamos un par de minutos (o al gusto).
5.    Con unas pinzas vamos quitando la pasta y la dejamos caer en la sartén dónde están las alcachofas y el guanciale.  Ponemos un poco de pimienta blanca, y rallamos un poco de pecorino. 
6.    Revolvemos y luego volvemos a añadir queso y un poco de pimienta. Si vemos el plato muy seco, añadimos un par de cucharadas del agua de hervir la pasta que nos dará cremosidad al plato al deshacerse con el queso. 
7.    Probamos el punto de sal y si es necesario añadimos. Tened en cuenta que el pecorino es bastante salado. Yo no le puse nada de sal. 
8.    Servimos bien calentito.
Bon Appètit!


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