QUESADA PASIEGA - COCINARTE - LA LECHERA - JOHANNES VERMEER

lunes, julio 09, 2018


Día 9, Receta para el reto CocinArte, cuadro “la Lechera” de Veermer

Este mes me inicio en este nuevo reto creado por In my Little Kitchen, con muy buen criterio. Se trata de inspirarnos en una obra de arte, un cuadro, para hacer una receta. La obra propuesta es La Lechera, de Johannes Vermeer. Pintor del Siglo de Oro holandés del S. XVII. Para centrarnos en el cuadro voy a “trasladaros” parte del texto escrito por Maria para ilustrar el reto y contextualizarnos.

“La pintura del Siglo de oro neerlandés o pintura barroca holandesa se desarrolló durante un período de la historia holandesa que abarca el siglo XVII, durante y después de la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) por la independencia holandesa. Las Provincias Unidas eran la nación más próspera de Europa, liderando el comercio, la ciencia y el arte. El arte holandés tuvo que reinventarse por completo después del brusco corte con las tradiciones culturales católicas y de la antigua monarquía.

La pintura holandesa del Siglo de oro muestra muchas de las características del Barroco europeo, pero carece en su mayor parte de la idealización y el amor por el esplendor típicos de gran parte del arte barroco, incluido el del vecino Flandes. La mayor parte de las obras refleja la tradición de detallado realismo heredado de la pintura flamenca primitiva.

Un rasgo distintivo del período es la proliferación de diversos géneros de pintura, centrándose la mayor parte de los artistas en uno sólo de ellos. El pleno desarrollo de esta especialización se ve desde finales de los años 1620, y el período desde entonces hasta la invasión francesa de 1672 es el núcleo de la pintura de la Edad de Oro.

Un rasgo distintivo de la época, fue la escasez de pintura religiosa. El calvinismo holandés la vetaba en las iglesias, y aunque los temas bíblicos se aceptaban en las casas privadas, se produjeron relativamente pocos. Hubo pintura de historia y retratos, pero el período destaca más por una amplia variedad de otros géneros, subdivididos en numerosas categorías especializadas, como escenas de la vida campesina, paisajes, paisajes urbanos, o con animales, marinas, flores y bodegones de varias clases. Los holandeses del siglo XVII influyeron grandemente en el desarrollo de estos géneros.

Los extranjeros se sorprendían de las enormes cantidades de arte que se producía en los Países Bajos, y las grandes ferias en las que se vendían muchos cuadros. Con tal volumen de producción, los precios eran bastante bajos, excepto en el caso de los mejores artistas. Los que no gozaban de gran reputación o que pasaban de moda, incluyendo muchos hoy considerados entre los más grandes del período, como Vermeer, Frans Hals y Rembrandt en sus últimos años, tuvieron considerables problemas para ganarse la vida y murieron pobres; muchos artistas tenían otros trabajos, o abandonaron el arte por completo. La invasión francesa de 1672 (el Rampjaar, o «año del desastre»), trajo una depresión severa en el mercado del arte, que nunca volvió del todo a sus anteriores alturas. La distribución de los cuadros era muy amplia, ya que incluso zapateros remendones y herreros tendrían un cuadro u otro junto a su forja o en su taller. Por primera vez hubo marchantes profesionales. 

Junto con la pintura de paisajes, el desarrollo y la enorme popularidad de la pintura de género es el rasgo más distintivo de la pintura holandesa de la época. En muchos casos es una figura aislada, como ocurre en La lechera de Vermeer; en otros se muestran grandes grupos con motivo de un acontecimiento social. Se distinguían categorías dentro de este género: figuras solas, familias campesinas, escenas de taberna, fiestas de la «alegre compañía», mujeres trabajando en sus hogares, fiestas en la ciudad o en el pueblo, mercados, barracones, con caballos o animales de granja, en la nieve, a la luz de la luna, etc. Cada clase tenía un término específico en holandés, no existiendo un término genérico que designase a todas estas «escenas de género». 
EL CUADRO. LA LECHERA
Se trata de una escena costumbrista, aunque en realidad la obra tiene una significación mucho más profunda de lo que pudiera parecer. Durante el Barroco holandés fue común utilizar la figura femenina para realizar una crítica velada de los vicios de la sociedad de la época y sin embargo en esta ocasión el artista utiliza a la lechera como un derroche de virtudes y ejemplo a seguir. Además el artista revaloriza la profesión del sirviente que tan duras críticas había recibido durante esta época.

La escena se caracteriza por su limpieza y sencillez compositiva: la mujer que podría tratarse de una criada se sitúa en una esquina de la habitación bajo la ventana, está vertiendo una jarra de leche en un cuenco apoyado en la mesa donde encontramos un espléndido bodegón formado por unos bollos de pan, una cesta de mimbre y una espléndida jarra azulada. Algunos estudiosos creen que la disposición de estos elementos sobre la mesa podría hacer alusión a la eucaristía mientras que la lechera lo haría a la pureza.

La mujer de mediana edad está concentrada en sus quehaceres ajena a la mira del espectador, aparece ataviada según la moda de la época con un humilde vestido amarillo y rojo que se cubre con un mantón o mandil. La estancia es igualmente humilde, en ella apreciamos las grietas de las paredes; como única decoración un cesto de mimbre cuelga de la esquina de la estancia.

Especial mención merece el tratamiento lumínico que el artista utiliza en la obra: la luz penetra en la estancia por la ventana difuminándose por toda a habitación y resaltando la belleza del colorido y las calidades táctiles de los materiales gracias al uso de del pointille, una técnica pictórica que consiste en dispersar en toda la superficie del cuadro pequeños puntos de luz. Este tratamiento lumínico enraíza la obra de Vermeer con la tradición luminista que la escuela veneciana desarrolló durante la época renacentista.

En esta obra el holandés consigue aunar con gran maestría la austeridad y sencillez con la belleza de una escena intimista. Sin utilizar demasiados elementos –pero cuidando al máximo el detallismo en los objetos que aparecen- Vermeer plasma un ambiente de sosiego y tranquilidad que se escapa de los límites del tiempo.”

Así que tratando de ponerme en el momento histórico y dentro del cuadro, tenía que hacer un plato que evidentemente fuese lácteo o tuviese la leche como su principal protagonista. Y me acordé de la Quesada Pasiega, que es un plato cántabro delicioso, pero que, en su base, la cuajada es un plato universal.  La primera vez que la hice usé la receta de Sweet&Sour, y cuando la he querido repetir, siempre he usado esa receta porque sale fantástica. 

La primera vez usé cuajo que me trajo Virginia de Bilbao, ya que aquí cuesta un poco. Algunas farmacias lo venden, pero si no, es difícil de encontrar. La leche tiene que ser lo más fresca posible, así que uso las leches que venden en sitios especializados.  Según sea la leche, y lo fresca que sea, os saldrá una cantidad de cuajada mayor o inferior.  

La única cosa que he modificado de la receta es la cantidad de azúcar, que pongo menos, ya que me parece un postre demasiado dulce. Pero por lo demás… resulta una tarta fantástica, y que, tal y como cuenta Virginia, si se come tebia, está deliciosa. 

Y aquí tenéis el enlace de los demás integrantes del reto. Ojo que no será visible hasta el día 12.





















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4 comentarios

  1. Muy apropiado. Adoro las quesadas, y desde que he dejado los lácteos, ando buscando las versiones más apañadas con ingredientes vegetales, pero al final me acabo rindiendo y usando leche sin lactosa, es la única manera... están muy ricas, no puedo renunciar a ellas!

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  2. Una deliciosa tarta con un sabor muy característico. Deliciosa

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  3. Que recuerdos me trae la quesada. Antes cada año mis vacaciones las pasaba en Cantabria y las quesadas no podían faltar en el menú.
    Muy apropiada la receta, siendo la leche el elemento estrella de este cuadro.
    Se ve estupenda tu quesada pasiega.
    Bss

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  4. No sé si no se ha publicado o tengo un dejavú de que pase y no te escribí..., jajajja que locura en medio de los días estaba revisando y poniéndome al día de los comentarios y como no veo el mío pues te escribo porque de verdad no sé que me pasó. No conocía la receta y ya fui a verla y la guardo, porque la verdad es que todas las recetas con leche me gustan y sin duda esta quesada es para derretirse, en mi caso tambíen creo que reducire la cantidad de dulce
    un beso y feliz semana!!

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