Un año más aquí estamos participando en concurso de Nueces de California, que busca por segunda vez el “nuez lover del año”. Para ello nos propone preparar un plato, cuyo protagonista sean las nueces y que sea, “saludable”. El primer año, conseguí llegar a la semifinal del #Nuezlover, ganando una experiencia gastronómica, junto con los demás finalistas, en el restaurante de Diego Guerrero que podéis ver aquí. Además este año, quieren hacer coincidir la presentación de las recetas en el mes del año escogido como el #mesdelasnueces, que es este que acabamos de iniciar.
Y una vez más me inspiro en uno de mis países favoritos. Es un país al que he llegado, desde hace ya muchos años, de mano de uno de mis mejores amigos que es de allí. Un país, que es pequeñito, en el viven personas tranquilas, a las que le gusta comer y lo celebran. En su menú las nueces y las berenjenas son un must (las berenjenas lo son para mi, como muchos sabéis). El primer año combiné ambos ingredientes en uno de sus platos más famosos, y hoy, me traigo las nueces en uno de sus postres más nacionales y lo incorporo a uno de los postres catalanes más famosos: el músico.
El país es Georgia. Y su postre es la Churchkhela, una deliciosa tira de nueces recubiertas de capas de mosto, que se deja secar y coge el aspecto de un fuet que se come cortando trocitos en los postres. Yo, he hecho una siguiendo la tradición, pero la que presento hoy, es con nueces, higos secos, orejones y pasas. Es un típico postre que se come en Cataluña por Navidad y también en otras ocasiones, que se acompaña con un vasito de moscatel. Como veis, ingredientes muy parecidos: mosto/moscatel, frutos y frutas secas. La Churchkhela procede de la zona del Cáucaso y es popular en Georgia, Armenia, Rusia, Chipre, Grecia y Turquía.
Además, este año, desgraciadamente, el único vínculo familiar que le quedaba a mi amigo con su país, era su abuelo Roma, el marido de Babula Yulia y el yerno de Dusya, ambas presentes en este blog con recetas deliciosas, y por tanto, no podía dejar de dedicarle unas palabras. Para mi amigo la partida de su bisabuela y de su abuela fueron golpes muy duros, pero en estos últimos años, su relación con Roma se había estrechado mucho más, y la verdad es que, está siendo un momento duro para él. Roma era armenio, un hombre de carácter, mucho carácter, un abuelo de los de película, testarudo, mandón, de ideas propias; excombatiente de la 2da guerra mundial, un hombre inteligente que se adaptó a quedarse solo y en estos años no sólo ha vivido independiente, sino que había aprendido a usar la tablet para leer, hablar por Skype con su familia y organizarse su propio futuro. Lo único hermoso de todo esto, es que hace muy poco estuvieron todos juntos con él, con motivo de un concierto de su yerno y su hija que son músicos de la Orquesta Nacional de Georgia (ya jubilados), durante una semana…. (Un viaje que casi hago…. Ains… que lástima haberme perdido verlos juntos). Hermosos recuerdos ya para todos.
Espero os guste esta receta. Yo, como os decía, suelo llamarle fuet georgiano a la Churchkhela, jajaja porque es un nombre complicado. La mía tiene que secar aún unos días, pero estará deliciosa. Para la clásica he seguido esta receta.
CHURCHKHELA DE MUSICO
Ingredientes:
(para 2 churchkhelas)
1 botella de 1l de mosto (si tenéis ocasión de conseguir mosto recién recogido os saldrá mucho mejor)
40/50 nueces
4/6 orejones
20 pasas
4/6 higos secos
200g de harina
4 cucharadas de azúcar
hilo de atar asados y aves
1 aguja de coser aves
Lo primero que haremos es preparar el líquido en el que bañaremos la ristra de nueces y frutos. Se llama Tatara.
1. Hacemos las ristras. Con el hilo de atar, pasado por una aguja de coser aves (es decir más grandes que las de coser con un agujero que se ve). Pasar el hilo doble, y practicar un nudo en la parte de abajo.
2. Vamos pinchando con cuidado las nueces, al principio se nos partirán, pero hay que tener paciencia e ir insertándolas y llevándolas hasta el final del hijo.
3. Vamos mezclando con trocitos de orejones, higos, pasas, nueces al gusto, hasta que la tengas llena como una butifarra o un fuet. Practicamos otro nudo y un lazo para poder colgarla y cogerla con un dedo.
4. Mezclar en un bol la harina con el azúcar. Incorporarle poco a poco 350ml de mosto con un batidor de mano sin que queden grumos. Si lo hicieran, le damos un toque de pimer.
4. Mezclar en un bol la harina con el azúcar. Incorporarle poco a poco 350ml de mosto con un batidor de mano sin que queden grumos. Si lo hicieran, le damos un toque de pimer.
5. Poner en un cazo a hervir el resto del mosto. Cuando esté caliente incorporamos poco a poco el mosto mezclado con la harina, el azúcar y el mosto.
6. No dejar de remover y llevar a ebullición. Bajamos el fuego y seguimos removiendo. Veremos que espesa, y más o menos lo dejamos unos 8min. La mezcla será bastante espesa y cuando mojemos una cuchara en ella, veremos que gotea poco.
7. Insertamos la ristra en la tatara y con ayuda de una cuchara mojamos todos los ingredientes y huecos de la misma.
8. Colgamos al aire, mejor en una terraza y sino entre dos sillas. Al cabo de una 30 min lo volvemos a mojar en la tátara y volvemos a dejar secar.
9. Yo lo mojé 3 veces. Si nos sobra tátara la ponemos en un tuper y a la nevera.
9. Yo lo mojé 3 veces. Si nos sobra tátara la ponemos en un tuper y a la nevera.
Al cabo de 3 días, calentamos la tátara que nos habrá sobrado (si no, volvemos a hacer).
11.Mojamos por el proceso anterior la ristra unas 3 veces y volvemos a dejar secar.
12.Al cabo de unos días veremos que la piel se pone incluso un poco blanca (es el azúcar que sale al exterior).
12.Al cabo de unos días veremos que la piel se pone incluso un poco blanca (es el azúcar que sale al exterior).
13.Se come en los postres, cortando trocitos y comiéndola. Espero que la disfrutéis, como yo cada vez que mi amigo me trae, y que ahora, ya me sé hacer. Voy a sorprenderle.
Churchkhela clásica |
¡Qué original, Montse! A veces nos olvidamos de que los países pequeños también existen y que nos ofrecen cosas tan interesantes como la que nos propones.
ResponderEliminarApetece la verdad.
Suerte en el concurso.
Por fin he venido mi querida Mon!!!,
ResponderEliminares leer estas entradas y ver homenajes y palabras tan bonitas para esas personas especiales, llegué a imaginar a Roma y a tu amigo, pues que bonito este postre, que para mí ya sea la Churchkhela o el Fuet, son dos delicias lejanas, ya he ido a ver los últimos, unos embutidos especiales con un proceso de curación que se ve de lujo. Al ver ese postre, es sencilamente una oda a las nueces, tu versión frutas secas me lleva a la Navidad, la dejo en mis reservas para esas fechas, lo que más me gusta es el proceso, este tipo de recetas, al formar las ristras luego bañarlas y rebañar..., una receta que luego con el paso de los días cada bocado debe ser muy especial.
un beso bonita y mil gracias por tu mensaje, siempre disfruto de estos viajes virtuales, conocer y aprender