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jueves, 16 de marzo de 2017

POTAJE DE JUDÍAS CON CALAMARES - #CUARESMA



Semana Santa, no tenía mucho más interés para ella que los festivos del colegio. Toda una semana y un día para ella.  Pero la expectativa sobre la llegada de esta semana, se había ido alimentando - y nunca mejor dicho-  desde Carnaval, con la espera golosa de todos los miércoles y viernes anteriores a la fiesta. En ellos, aunque sin consecuencias religiosas porque sus padres no eran practicantes, pero siempre había en casa los dulces que traía la abuela Tina….buñuelos, torrijas, pestiños, cocas…. Un repertorio que la hacia salivar…. Sabiendo que al final, vendría la gran recompensa. Y en la mesa, los viernes, los grandes pucheros, potajes de vigilia, y platos de bacalao que aprendería a amar con el tiempo. No acababa de entender que “sacrificio” era no comer carne, con la de platos buenos  y dulces que había en las mesas.

No había tenido educación religiosa dado que sus padres no eran practicantes…. Aunque tampoco se metían con las costumbres de los demás. Eso sí, su padre había querido bautizarla él mismo en la pica del lavabo del hospital. 

En televisión todo eran películas épicas o religiosas. Recordaba la intensidad de aquellas escenas cinematográficas durante estos días y como la asustaban. Aquellas imágenes de esclavos, latigazos, pirámides,  crucifixiones, niños abandonados en los ríos, niños sacrificados porque un rey loco lo decide así, plagas de insectos, peleas de gladiadores, gente con enfermedades que les hacían huir de los demás y ocultarse en los bosques…enfin unas historias truculentas y tristes, y que sí, en ocasiones contenían imágenes brillantes de personajes con un áurea o con música celestial, como cuando se le abre el océano a Moisés….. pero no le gustaban nada…y luego por otro lado, estaban aquellas otras, más amables, más vacías de contenido, pero con glamour como las 3 películas de Sissi Emperatriz, que recuerda haber visto varias Semanas Santas, con la dulce Rommy. Héroes más fáciles.  O las españolas de época, ensalzando la ingenuidad de niños y milagros de estar por casa…como Marcelino pan y vino…que, sinceramente nunca encontró bonita hasta que ha sido mayor y la ha entendido …. Aunque reconoce que a la niña que fue, le maravillaban esas conversaciones entre una escultura que se hacía humana y un niño…. Cuántas veces, en una iglesia ella se ha esforzado en mantener una conversación con alguna de las esculturas…en buscar un gesto, en ver un parpadeo, una lágrima…pero no…no ha sido la escogida. 

Su abuela, a la que adoraba, había prometido que la llevaría otra vez de ronda por las iglesias el Jueves santo. El año pasado lo disfrutó y alucinó con el Via Crucis que realizaban su abuela Tina y sus amigas. Era algo que llevaban realizando todos los jueves santos de su vida, a excepción de los que cayeron durante la Guerra Civil.  La abuela Tina se colocó su abrigo negro de astracán, la peineta que tenía guardada en el último cajón de su cómoda y una mantilla negra. A la niña le sorprendía esa imagen, pero le seducía. Además todas las amigas, que eran ya sólo 3, iban igual. 

Quedaban en el inicio del Paseo de Gracia y empezaban así su particular Via Crucis. Ellas solo recorrían unas 3 iglesias, pero la tradición es hacer 7 ó 14  que son los pasos de Jesús en su Via crucis particular. En cada parada, dentro de una iglesia,  se arrodillaban ante el altar  y rezaban. Ella, se ponía a su lado, cruzaba sus manos en posición orante y trataba de imitarlas. Cuando terminaban, con gesto adusto de sufrimiento y tristeza, se levantaban, salían y volvían al camino. Al final, de todo, la recompensa: el chocolate caliente en Escribà, lo que para Tina había sido el antiguo Casino Militar que estaba en lo que sería con los años la entrada superior de El Corte Inglés de Pza. Cataluña, en Ronda San Pedro. Y allí mientras ella mojaba unos esponjosos melindros en su espeso chocolate, se reía con los recuerdos de aquellas mujeres, que habían abandonado ya el adusto gesto de las iglesias y reían a cada comentario.

Al día siguiente todo era seriedad. Viernes Santo, el día en que había muerto Jesús. Todo estaba cerrado, y las películas sobre la vida de Jesucristo, especialmente sobre la pasión, es decir, más tristeza inundaban la televisión. No se comía carne y su madre solía  hacer bacalao. Pescado que en aquel momento no le gustaba mucho.

El Sábado de Gloria, y las actividades aunque menos austeras que el viernes, eran también de ambiente serio. No había ayuno y se podía comer carne aunque la televisión seguía siendo un poco gris.  

El Domingo era el gran día, no sólo era Domingo de Resurrección, con una perspectiva religiosa más alegre, si no que lo era especialmente para los niños. En Cataluña es costumbre que los padrinos regalen a sus ahijados “la Mona”…un pastel delicioso, coronado por figuras de chocolate. Eso la había hecho salivar desde el chocolate del jueves. Su abuela Tina, ejercía de Padrino, pues su marido, el abuelo José, había muerto hacía unos años. A la abuela no le gustaban las monas modernas, esas por las que ella suspiraba con figuras representando a los protagonistas de Walt Disney o los “famosos” del momento, como los futbolistas o estrellas de cine. A su abuela, le gustaban las saras de mantequilla (en eso coincidían ambas), con una gallina y varios huevos pequeños de chocolate y muchas, muchas plumas de colores.  La comida se le hacía eterna esperando el momento en que saldría la “mona” de la nevera. Aunque, su madre, obsesionada con los dientes, no le dejaba abusar ni del pastel ni del chocolate… y así el pastel duraba varios días.   

Y ya pronto, con la última cucharada de pastel en la boca, la niña sonrió. Estaban terminando las vacaciones, pero lo había pasado muy bien. No sólo había pasado mucho tiempo con la abuela Tina, sino que, había disfrutado de la gastronomía de esta época.  Ahora..... un evento así, tan importante, no volvería hasta Navidad......y empezó a suspirar por las bolitas de ron de la abuela Tina y la emoción del ambiente de la Misa del Gallo.  
 
Abril Expósito







POTAJE DE JUDÍAS Y CALAMARES

 

Ingredientes:
(para 4 personas)
 
250g de judías o alubias blancas de calidad en remojo la noche anterior
250g de recortes de calamar (*1)
1 tetrabreak de ANETO de caldo de paella con sofrito para carne y verduras (*2)
(agua o un caldo ligero de verduras + un sofrito de cebolla y tomate si no queréis usar Caldo)
1 ajo
AOVE
Sal/Pimienta

1.       La noche anterior ponemos en remojo las alubias
2.     Escurrimos y lavamos e incorporamos en una cazuela dónde vamos a cocinarlas.
3.     Vertemos el tetrabreak de Caldo Aneto en la cacerola
      (Si no tenemos Caldo Aneto o no queremos usarlo.. tan sólo tenemos que añadir agua hasta cubrir más de un dedo las judías. Hacer un sofrito de cebolla y tomate, y cuando esté hecho lo incorporamos al potaje. Podemos usar un caldo de verduras que nos haya sobrado o de pollo suave.)
4.     Sofreímos en una sartén un ajo  cortado en láminas
5.     Incorporamos los calamares y dejamos que sofrían brevemente
6.     Cuando las judías empiecen a hervir las enfríamos incorporando un poco de agua fría
7.     Cuando vuelva a hervir añadimos los calamares con el ajito. Comprobar que no deje nunca de cubrir las judías el líquido. Si ese sucedise incorporamos un poco de agua caliente.
8.     Dejamos hervir hasta que estén hechas las judías aprox. 45min-1h
9.     Probamos el punto de sal

Bon Apèttit!

 
(*1)Los recortes de calamar los encontré en la Boqueria en una parada del radio del círculo que forman las paradas del pescado a 2,50€/Kg.

(*2)Recomiendo los caldos Aneto siempre de un modo totalmente altruista porque he visitado la fábrica y he visto como lo hacen. Igual que yo. Esa prueba de calidad es su garantía. No tengo ninguna otra razón para hacerlo. En cuanto al Arroz Molí de Rafelet, porque su calidad extra lo merece. Si no fuera así, no los mencionaría. Me gusta apoyar el producto de calidad de mi tierra  y en especial de empresas que apoyan el producto y a sus trabajadores y q respetan el medio ambiente.
 

 
 

3 comentarios:

  1. Qué recuerdos... cuando era muy muy niña, yo también tenía la ilusión de que un día las esculturas me hablaran. Pero nada hija, ni una se dignó a hacerme un gesto siquiera. Desde luego, como son :)

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  2. Me encanta esta receta y esas cucharillas, son hermosas!! Un abrazo fuerte linda.

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  3. En mi casa tampoco ha habido mucho tema religioso, aunque siempre se han hecho los platos y recetas típicas de esas fechas que están por llegar. Aquí se estila el "sancocho" que se hace con cherne salado, papas, mojo y pella de gofio.

    Me ha gustado mucho tu relato y las "mojaduras" en el chocolate espesito. ¡Qué bueno! ¡Qué voy a decirte de la receta si esos platos de cuchara llenos de sabor a campo y a mar me chiflan!

    Besitos, Montse.

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