Babula Yulia
fue una abuela… como tantas otras. Ha
visto la historia en directo en sus propias carnes; guerras, revoluciones,
incipientes democracias, el sueño de un mundo mejor. La abuela Yulia ya no creía en los políticos y si en
las personas que amaba… como todas las abuelas. En los surcos de su rostro
estaban marcadas las alegrías y las penas de una vida normal y corriente… como
la de la mayoría de las abuelas. Fue niña, joven, se casó, fue madre y terminó
siendo una abuela dulce y consentidora… como todas las abuelas.
Cuidó de su padres,
luego cuidó de sus hijos, de su marido y especialmente de sus nietos... como
todas las abuelas. Fue una abuela cariñosa que les hacía para comer sus menús
favoritos… como todas las abuelas. En su cocina rústica preparó miles de
comidas y cenas para sus familiares y en muchas ocasiones su nieto mayor le
ayudaba en la cocina y lo pasaban muy bien los dos.
No tendría nada de
especial si no fuera la abuela de alguien especial en mi vida: su nieto mayor. Un
día, ese nieto mayor me trajo un pote de salsa de ciruelas que había hecho
Yulia, una especialidad de su país: Georgia. Se llama Tkemali y me encanta,
porque es dulce y ácida, sweet&sour (Virginia, te encantará).
Como le dije a él,
los sabores son fantásticos. Consiguen a veces, transportarnos a esos momentos
en que estábamos allí junto a ellos. En su cumpleaños he querido traerle un
poco de esos recuerdos. Y porque no, disfrutar con esos placeres que nos han
dejado aquellos que aunque ya no estén, están en nuestro cerebro, grabados por
sus recuerdos, sus enseñanzas y sus olores.
La receta es del
fantástico blog, Food Stories,
que hizo un viaje por tierras Georgianas (que envidia!) y anotó recetas y
costumbres. Espero os guste, sobre todo ahora que tenemos ciruelas suficientes
para hacer mermeladas, galettes y salsas. Esta salsa es ideal para acompañar cualquier carne
hecha a la brasa. Probádla!
TKEMALI
Ingredientes:
(para 2 potes)
1kg de ciruelas
negras
½ limón2 cucharadas de aceite de oliva virgen
1 cucharadita de vinagre de vino tinto
3 ajos
1 cucharadita de café de cilantro en semilla
½ cucharadita de café de chile en polvo o paprika
1 cucharadita de café de comino en polvo
1 vaso de agua
1 cucharada sopera de de cilantro picado
1 cucharada sopera de eneldo picado
Sal/Pimienta/azúcar
Introducir las
ciruelas en agua hirviendo durante un par de minutos y luego en agua fría con
hielo. Eso nos facilitará el quitarles la piel. Descartar los huesos y
colocar las ciruelas en una olla, junto con un poco de sal y pimienta.
Añadir las
especies y demás ingredientes a excepción del zumo de limón, el cilantro y el
eneldo fresco. Incorporar el agua y dejar
hirviendo a fuego medio hasta que veamos que las ciruelas se deshacen (yo lo
dejé entre 20-30m … vigilar que no se nos pegue o se reduzca demasiado de
líquido).
Con cuidado de no
salpicarnos emulsionarlo todo con el pimer o un vaso batidor. Añadir el zumo de limón, probar y
añadir azúcar al gusto, recordando que tiene que quedar ácido. Añadir el cilantro picado y el eneldo. Dejar enfriar y meter en botes esterilizados.
Ohhhh, como me ha gustado tu historia!!! y no digamos la receta. Original, original. Tiene que ser deliciosa.
ResponderEliminarBesos
seguro que la probaré ummmmmm
ResponderEliminarRuth
Gracias por desvelarnos este secreto tan rico! La probaré! es muy original!
ResponderEliminarMe ha encantado la historia...y también me ha hecho pensar que, ojalá pueda yo conocer un día a mis nietos. No, no es que sea fatalista... para nada. Es que tuve a mi hija muy tarde, con 41 años, y claro, cuando ella tenga 20, yo tendré 61... no sé si tendré tiempo para ser abuela consentidora :)
ResponderEliminarLa salsa me ha llamado la atención y me la anoto para probarla con alguna buena carne.
besos
Fantástica :)
ResponderEliminarLa historia es preciosa.... tendremos nietos a los que mimar?????
ResponderEliminarGracias por compartir la receta, es de esas que nunca se debería perder.
Besos guapa.