Empera
Emperatriz, tiene nombre de princesa desterrada. Pero la verdad es que es una mujer normal y corriente, aunque para los que la queremos ni es normal ni es corriente.
La conocí hace 16 años y se convirtieron, ella y su marido, en amigos de esos que uno tiene fuera de casa pero que te hacen sentir como en casa. Su avatar biográfico me pareció romántico, aventurero, casi épico. Las primeras veces que lo escuché se me caía la baba pensando en cómo son las vidas de los demás y lo sencillas que son a veces las nuestras. Mi vida a su lado, tiene un recorrido corto y lineal y la de ellos ha sido curvilíneo y con muchos obstáculos. Pero aquí están, todavía mirándose con ilusión en los ojos, todavía con ganas de vivir la vida entera uno junto al otro, cuando ya… han vivido otra media.
Empera, como la llama todo el mundo, es la mayor de una familia de clase media alta de Medellín de 9 hijos. Cuando ella nació su madre apenas tenía 16 años, lo que hizo que con el tiempo cuidara de sus hermanos. Su infancia pues destacó por el proteccionismo hacia sus hermanos más pequeños, con los que en algún caso se lleva casi 20 años y en su disposición a aceptar tareas de adulto que quizás no le correspondían pero le fueron dadas . Su niñez fue divertida, rodeada de hermanos, tías solteras, tías casadas y primos. Fue una jovencita a la que le gustó salir y como buena bailarina, no faltaba en ninguna fiesta. En ese momento de su vida, fuertemente social, apareció en su vida un madrileño que había pasado 3 años en la selva del Atrato (Colombia) como parte de su vida comprometida con los más humildes y con la iglesia. Descorazonado por la realidad estaba recuperando el rumbo de su vida cuando empezó a asistir con regularidad a la casa familiar de Empera como amigo de una de sus hermanas. Desde este momento sus vidas se cruzaron y ya no se separaron. Vivieron en Colombia vivieron en Madrid y finalmente, con gran atrevimiento por su parte, cruzaron el Atlántico de nuevo y echaron raíces en una población cercana a Chicago, dónde yo me crucé con ellos, hace 16 años.
Hoy, gracias al esfuerzo de ambos toda la familia está reagrupada en esta ciudad. Tienen una casa, con yarda posterior como ellos dicen, viajan a lugares que nunca imaginaron una vez al año y son felices tanto en su periplo americano como en su vida personal.
Cada vez que vengo a este país no puede dejar de pasar unos días con ellos. Son entrañables y Empera siempre tiene ganas de llevarme a tal tienda, a un determinado lugar o simplemente de charlar frente a una taza de café y eso sí, siempre con un dulce que llevarse al cuerpo. Le pierden todos esos postres dulces que entretienen su estómago que no tiene demasiado apetito. Su casa, es un verdadero hogar donde en algún momento del día aterriza algún hermano, entra, abre la nevera, se pone un café y se sienta a charlar un rato. Tienen un sentido fuerte del concepto de familia, como pasa entre todos los latinos.
Empera tiene mirada de mujer sabia y en su cuerpo menudo hay una mujer muy fuerte. Ella dice que yo soy valiente pero para mi, ella SI es valiente. Cogió la mano de un hombre y no la soltó con la confianza de que nunca se separarían. No sabía nada de su familia, de su cultura, del mundo tan diferente en el que iba a empezar una nueva vida, ni tampoco del mundo en el que se encuentra hoy. Se ha levantado todos los días con la fuerza de seguir adelante, siendo en muchas ocasiones momentos difíciles. Eso sí, son mujeres valientes y hermosas.
La receta que Empera me ha transmitido es el Sancocho, un plato a medio camino entre un estofado o un cocido. Puede hacerse con diferentes tipos de carne. Yo lo hago tal y como ella me lo enseñó y la verdad es que me encanta. En el fondo, es una especie de cocido, sólo que con diferentes ingredientes, pero un cocido como todos. Reconforta, alimenta y sabe divino.
SANCOCHO COLOMBIANO
Este plato se cocina con una raíz llamada arracacha, que no he podido encontrar todavía en España a pesar de la profusión de tiendas con productos frescos latinos. Así que yo la hago con chirivía y queda bueno igual.
Ingredientes:
(para 4 personas)
¼ de Col
Carne de vaca, tipo morcillo o osobuco
1 yuca
1 patata
1 mazorca de maíz
1 plátano macho verde
1 chirivía
1 zanahoria
1 cebolla
1 ajo
cilantro picado
aguacate (medio por persona)
Se pone a hervir en agua con sal la carne. Se incorpora el tomate, la cebolla y el ajo pasados por el pimer. Se incorporan las verduras. Se pelan la patata y la zanahoria y se echa en trozos hoscos en el puchero. Se pela la yuca, con cuidado el cuchillo que su piel es dura y se trocea en varias partes. La mazorca de maíz y el plátano macho en trozos. Se deja hervir durante 1 hora u hora y media.
Cuando se sirve se procura que en cada plato haya una porción de todos los ingredientes. Se echa por encima cilantro picado y un cuarto de aguacate sin la piel
¡Me encanta! Gran historia para acompañar a este plato del que no había oído hablar.
ResponderEliminarEl sanchocho, el más sabroso de los santos, no es solo un plato de comida, es un estilo de vida. "Mas gordo qu'un elefante alimentao con sancocho" se dice de alguien que es muy gordo. "El sancocho se hace con lo que haiga en la casa", se dice para mostrar que hay que adaptarse a lo que se tenga. El sancocho, como el pueblo colombiano, es una mezcla donde todo cabe. Sin embargo hay algo que siempre debe haber en el sancocho, siquiera una hebrita de carme gorda, y yuca. Puede que no haiga arracacha, zanaoria, papa,pero un sancocho sin yuca.. eso no es sancocho!
ResponderEliminarGracias por tu aportación.... sólo quién es de un lugar puede entender la verdadera naturaleza de un plato! Me encanta tu sancocho!!!!
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