MEATLOAF - LACOCINADELOSNUESTROS - BARB

Barb

Conocí a Barb casi sin quererla conocer… al menos es lo que ella recuerda.  Trabajábamos juntas pero no teníamos mucha relación, ella no lo creerá pero yo veía inalcanzable el que pudiéramos ser amigas. Creía que era una persona cuyos intereses distaban mucho de mi persona. Un día yo estaba quedando con otra compañera de trabajo para ir al cine el sábado, ella se acercó, se autoinvitó y me pidió el teléfono. Yo se lo dí… y se lo dí mal.… Esta anécdota siempre la esgrime Barb cuando quiere argumentar que en realidad lo hice a propósito y que yo nunca quise ser su amiga. Años más tarde volví  a hacerlo…Qué puedo decir?

El caso es que, posteriormente a estos primeros encuentros, la relación fue de lo más disparatada. A menudo me invitaba a comer en su casa al mediodía y para ir, cogíamos su coche. La puerta delantera del copiloto se abría en las subidas de la rampa del parking…. Nos cambiamos de despacho y convivimos con las obras además de compartir espacio físico… fue todo una locura. Barb es una persona muy alegre, vivaz, generosa y encantadora. Aunque también podía ponerse seria en dos segundos y terminar una conversación sin apenas haber dado tiempo a la otra persona de asimilar todos los datos.  Barb tenía ya entonces, un excelente dominio del castellano, pero cometía los típicos errores verbales del anglosajón que aprende nuestro idioma… yo acostumbraba a adelantarme a sus finales de frase, hecho que la irritaba profundamente, pero yo no podía evitarlo. A veces salía un momento y volvía diciéndome, “mira me acabo de hacer las uñas”, y yo, asombrada de esa logística de actuación que caracteriza a Barb, se las tocaba porque no me lo creía…. Hablaba mucho y siempre contaba anécdotas increíbles de su vida… había hecho las prácticas de sus estudios universitarios en Rio de Janeiro y hablaba portugués, había vivido en un montón de sitios, y yo sinceramente, alucinaba. Lo más “convencional” de su vida, era la relación que tenía con su pareja. El típico comercial de un concesionario español, que no le pegaba nada. Pero Barb, era americana hasta para eso. Se moría por un hombre latino en su sentido más clásico y vetusto.

Yo nunca había conocido a nadie con un perfil tan apasionante y tan envidiable. Había tenido la vida que yo había soñado para mi...  Ya entonces el American Style of Life, era una de mis metas, pero con Barb entendí lo que significaba y lo sentí cercano. Barb es terriblemente inteligente y su mente se mueve con el pragmatismo y la frialdad de un cerebro masculino. Con los años, conocí a su padre y entendí esa parte del cerebro de Barb. Ahora siempre le hago la misma broma…Barb, es Barb y Bill a la vez. Yo he de reconocer que cuando Barb es Bill me da tanto miedo como un padre autoritario. Eso no quiere decir que Barb sea una mujer masculina, ni mucho menos. Es atractiva,lo es y mucho, siempre gozó de un gran éxito con los hombres. Puede arreglarse el pelo para una cita, hacerse las uñas, ponerse unos tacones, pintarse sus ojos azules, y al mismo tiempo cerrar un contrato, de gran valor para su empresa, en Japón en un plis plas. Eso me descuadraba totalmente; nunca había conocido una mujer tan polifacética y al mismo tiempo no ser una mujer sofisticada y distante.

La vida dejó de ser monótona con Barb. Me inoculó el virus americano, me enseñó a hacer cookies con sus uñas recién pintadas, el valor de un árbol de navidad y a conducir. Pero eso ya os lo contaré en otro post sobre Barb.

Una de las polémicas que más odio sobre Estados Unidos es que los americanos no saben comer. Pero ya me he cansado de intentar defender este tema. Evidentemente USA es la cuna del Fast-food, y el sistema laboral americano propicia que una de las comidas del día, se convierta en alguna de sus variedades. Pero Estados Unidos es un país enorme con variedades culturales gastronómicas tan amplias como nuestra Europa.  No podemos olvidar, que es la mezcla de todas las culturas europeas que emigraron a los Estados Unidos, las que han conformado su gastronomía. Y eso es lo que me encanta… es como un todo a cien… una mezcla apasionante… al menos para mi.

Uno de los platos típicos los domingos en las casas americanas es el Meatloaf. Un plato hecho a base de carne picada que se hace en el horno. Este pastel de carne, tal y como os comentaba, tiene su origen en Europa. Se cree que fueron los primeros colonos procedentes de Alemania los que trajeron este pastel de carne a los Estados Unidos, concretamente a Pensilvania.  Loaf es una barra de pan o pan de molde, lo que define la forma que se le da a la masa de carne. En las cocinas europeas, lo encontramos en Alemania (Hackbraten, Faschierter Braten o Falscher Hase), Austria (Faschierter Braten), Hungría (Stefania meatloaf), Italia (Polpettone), ó Dinamarca (forloren hare).

Barb me lo enseñó a hacer una mañana soleada en su apartamento de Chicago. Y ya nunca lo he olvidado. Me gusta, porque es un modo atractivo de comer carne, especialmente para los niños, y porque es bastante sano. Todos los alimentos se cocinan con sus propios jugos, sin un ápice de aceite o grasas, es fácil y es divertido.

MEATLOAF

Ingredientes:

1 kg de carne (mitad cerdo, mitad ternera)

2 huevos (optativos)

1 cebolla grande

1 zanahoria grande o dos pequeñas

1 par de tallos de apio

Bacon troceado o en láminas.

3 cucharadas de Salsa Worcestershire

1 cucharada de vinagre blanco

Sal, pimienta y hierbas al gusto

150-200 gr de pan rallado

100-150 gr leche

Ketchup/Mostaza

Se mezcla en un bol la carne picada, con la zanahoria, la cebolla, el apio y el bacon finamente troceados. Al bacon yo le quito toda la parte grasa, dejando tan solo la carne. Se salpimienta y se le añaden las hierbas que le gusten a cada uno. En mi caso, tomillo y romero. Finalmente se incorporan la salsa Worcestershire, el vinagre, los huevos, el pan rallado y la leche. Se mezcla todo. El resultado final recuerda a la masa de hacer albóndigas. En mi versión particular de este plato, yo no añado los huevos. Me gusta así; con el sabor y la consistencia de la carne más marcado. Además así no aportamos el doble de proteínas con los huevos ya hay suficientes con la carne.

 

Se pone un poco de Ketchup en la base de un molde de plum-cake. Se rellena con la carne hasta casi el borde (si no cabe toda la mezcla se puede congelar y así ya la tenemos preparada para otro día). Al terminar se pone un poco más de Ketchup en la parte superior y se hornea durante una hora (u hora y media) a temperatura alta (200º).  Hacia el final ir vigilando como va la cocción (cada horno es un mundo), porque se puede quemar un poco la capa superior de Ketchup, en cuyo caso se tapa con un poco de papel de aluminio. Lo normal es que al terminar la cocción el Ketchup quede caramelizado.

 

 

Cuando esté frío se desmolda y se sirve con verduritas, puré de patata, patatas fritas, guisantes, mazorcas de maíz o ensalada. Eso… al gusto. Se puede acompañar de Ketchup, mostaza o gravy, una salsa de carne americana que acompaña usualmente los platos de carne.

También pueden variarse los ingredientes al gusto. A la masa de carne se le puede añadir queso, champiñones, o incluso trocitos de manzana. Eso también a vuestro propio criterio.