(*)
“Los músicos y los profesores investigadores estaban en la sala sin
saber muy bien que hacer; se miraban entre ellos, con cierta desesperación.
Allí, en frente de ellos, dos gansters les apuntaban con dos pistolas y les
observaban atentamente. El profesor Frisbee, estaba intentando con diversas
artimañas conseguir distraerles, pero no lo conseguía. De repente, los ojos saltones
del limpia ventanas ven la solución.
Trata de captar la atención del profesor Frisbee, le mira, carraspea, levanta
el índice como para hablar, pero el profesor sigue intentando con patéticos
esfuerzos convencer a los gánsters con argumentaciones sin sentido.
Frisbee por otro lado, está desesperado por salir e impedir la boda de
la mujer que ama, con el mafioso Tony Crow. Aun no se lo ha dicho, pero sabe
que es correspondido. Ella, no quiere
casarse con Tony, pero no puede hacer otra cosa. Como en las mejores películas
en blanco y negro está sacrificándose por amor. Tony no la ama, pero al casarse
busca poder acogerse a la enmienda que impide que una esposa testifique contra
su marido, como iba a hacer ella antes de desaparecer del night-club dónde
trabajaba. Se cruzó en su camino,
aquella noche desapacible, cuando al abrir la puerta se la encontró mojada bajo
la lluvia mientras le pedía refugio en
el instituto. No pudo negarse. Entonces entró y bajo la luz fría de los
fosforescentes su pelo dorado brilló como el oro, mientras que sus ojos verdes
refulgían como esmeraldas. No pudo negarse y pronto la felina presencia de
Honey por el instituto transformó el ritmo de trabajo y las actitudes de los
profesores, todos mayores, serios y muy circunspectos. Cuando ella pasaba contoneando sus caderas,
el aire que movía, les hacía levantar la mirada, volar los papales y perder los
acordes que habían llegado a sus mentes en aquel momento. Él, no pudo dejar de
sentir el magnetismo del personaje, alguien tan lejano a él, tan poco sensible
con sus proyectos, con su forma de vida ordenada y disciplinada. Pronto se
sintió totalmente hechizado por esa mujer y sólo pensaba en estar con ella.
Poco a poco la fue atrayendo a su mundo… y ahora, ella le miraba fijamente
cuando trabajaba y mantenían conversaciones
muy interesantes.
Honey se sentía morir. Casarse con Tony era firmar su sentencia de
muerte. El sólo la mantendría con vida,
mientras durara el juicio. Luego, cuando fuera declarado inocente (sin su
testimonio el juicio estaba perdido), la dejaría en cualquier lugar si no
encontraba un modo inocente de hacerla desaparecer. Aquel sacerdote, iba muy despacio, entre que
no oía bien y que estaba un poco asustado por la presencia de la banda, la
ceremonia, aunque rápida se estaba retrasando. Pensó en Frisbee y en como en
aquellos días se había convertido en alguien importante para ella. Le gustaba lo atolondrado que se ponía cuando
ella estaba cerca, como le olía el pelo disimuladamente cuando se acercaban sus
cabezas, como rozaba con su mano la suya cuando comían juntos en el comedor o
cuando se lo encontraba ensimismado componiendo melodías mientras no le quitaba
ojo. Pronto descubrió a un hombre tierno, noble, limpio de corazón, muy
diferente de los hombres del mundo en los que ella se movía. Todos en general se volcaron en cuidarla, y ella se sentía tan protegida y tan mimada entre aquel equipo de hombres, que estaba confusa. Hubieran sido
capaces de ser felices? Un gran estruendo se oía en la sala dónde estaba
retenido el equipo. Tony se estaba poniendo nervioso…porque estarían tocando
con tanto ritmo y volumen?
El profesor Magenburch interceptó la mirada nerviosa del limpia y la
siguió. Vió la enorme pieza circular de origen hispánico que había sobre la
puerta de la sala… y lo entendió todo. En el ensayo del otro día, vió como
debido a las vibraciones de la música oscilaba de un lado a otro. Entendió que
el limpia quería que tocaran y la hicieran caer sobre uno de los gánsters que
estaba sentado justo debajo. Así que, silbó a Fresbee y le sugirió que tocaran.
No le entendía, pero con un gesto de cejas hacia arriba le indicó el camino.
Fresbee sonrió y cogió uno de los tambores mientras les decía a los gansters
que iba a amenizar la espera con una composición. Empezaron a tocar. “
A song is born (nace una
canción), 1948
Abril Expósito
-.-
Esta
introducción cinéfila era para “colocar” la música en esta receta. Ahora entenderéis
porqué. Hace unas semanas hice una cena para la familia de un amigo mío en que
todos sus miembros, a excepción de él, son músicos. Músicos de orquesta.
Al
poner la mesa, y como mi amigo siempre se encarga de ello, traté de ser muy
creativa. Me vino a la cabeza, algo que había visto en alguna página de revista
o blog sobre decoración vintage y utilicé mis viejos vinilos como
bajoplatos. Todavía guardo bastantes,
los que más me gustaban, no porque confíe en oírlos algún día, sino por
sentimentalismo. Obviamente cogí los de música clásica, dos óperas y un
concierto (Tosca y Mdme. Butterfly y Mahler). Estaba muy satisfecha con mi mesa
vintage.
Sonó el timbre. Entró todo el mundo. Los primeros minutos transcurrieron
en “mirar el níspero de fuera de la
ventana, queréis una cerveza, dejar las chaquetas y los bolsos aquí, sí, esas fotos son de Chicago”. Tan sólo
mi amigo se percata de la decoración de la mesa y me la alaba en complicidad. Se sientan a la mesa y entonces ellos, los
músicos, esa raza de gente especial (mi propio abuelo era músico también, así
que les conozco muy bien), se dan cuenta.
-“oh…
el director de este concierto es mi director favorito-dice uno de ellos
-
Ah – contesto – que casualidad- Pero va a estropearse este disco aquí
- ¿Cómo va a estropearse? Está debajo del plato y no vamos a rallarlo con nada… De todos modos no me importa, son discos que ya no podré oír, y no me importa. De hecho los estoy reciclando para este uso.
- Pero nosotros si tenemos tocadiscos de vinilos
Me quedo unos minutos sorprendida, sin capacidad de reacción, hasta que digo;
- Bueno, si los queréis os los podéis llevar. Por mi, feliz de regalároslos.
En
un segundo se levantan dos de ellos y recogen los bajo platos. Sonrío. Músicos.
Al
margen de esta anécdota, simpática y que nunca hubiera podido prever, aunque me encantó la sinceridad y espontaneidad del momento, la cena
fue un éxito.
Uno
de los platos que cociné era un paté de calamares en su tinta que aprendí en Alimentaria16,
como la receta del Salmorejo
blanco que os presenté hace unos días. La presentó Iván Domínguez, una estrella Michelin que hizo un Showcooking que
me dejó boquiabierta (podéis verlo aquí).
Lo
encuentro un paté ideal para estos días de verano. Sorprendente, con intenso
sabor a mar, hechizante. Probadlo, pq
además es fácil. Para hacer los
calamares en su tinta usé la receta
de Clara Villalón, con la que me quedaron fantásticos.
PATÉ DE CALAMARES EN SU TINTA DE IVÁN DOMÍNGUEZ
Ingredientes:
(para
8 personas)
Para los calamares
1kg
de calamares (si es posible con sus tintas)4 bolsitas de tinta (yo la compré en La Sirena)
1 cebolla
1 ajo
1 cucharada de tomate frito
1 hoja laurel
Las tintas calamares
½ vaso vino blanco
1 hoja de laurel
1 cucharada de pimentón de la Vera
Sal/pimienta
AOVE
Para el paté
Miga
de panAOVE
Para
hacer los Calamares
Limpiamos
los calamares y los troceamos.
En
una cazuela de hierro, o barro pochamos la cebolla y el ajo. Cuando esté bien
pochada añadimos la cucharada de tomate frito. Dejamos sofreír 2 minutos y
añadimos una cucharada de pimentón de la vera.
Incorporamos
los calamares, el laurel y un poco de pimienta.
Añadimos
el vino blanco, dejamos evaporar subiendo el fuego durante unos 3’. Si la tinta es la congelada ponemos dos
sobrecitos; si es la de los calamares la colaremos para evitar impurezas.
Esperamos
que vuelva a hervir, y lo dejamos hervir durante una hora o dos. Vamos
añadiendo caldo de pescado o agua si vemos que se nos queda sin líquido.
Cuando
estén hechos podemos congelarlos esperando el día que vayamos a hacer el paté o
hacerlos.
Para
hacer el paté:
Cogemos
los calamares. Si tenemos Thermomix lo hacemos todo ahí que nos quedará finísimo.
En mi caso usé un robot.
Añadimos
a los calamares que habremos puesto en el vaso, miga de pan. Yo puse
aproximadamente la correspondiente a media barra de pan, que no es mucha pero
ocupa más o menos la palma de mi mano.
Empezamos
a triturar… cuando hayan pasado unos segundos, vamos incorporando el AOVE en un
hilo como si hiciéramos mayonesa. En mi caso la mezcla adquirió un tono gris,
así que añadí dos bolsitas más de tinta que había comprado. Cuando tenga la
textura de paté paramos. Y ya está. Cómo veis es muy sencillo pero es
delicioso.
Servir
a temperatura ambiente con tostaditas. Se puede adornar con un poco de
pimentón. DELICIOSO!
(*) La película A song is born, es del año 1948, con Danny Kaye y Virginia Mayo
Existe una 1a versión de1941, Bola de fuego con Gary Cooper y Barbra Stanwick
¡Qué paté más curioso! Ideal para impresionar!
ResponderEliminarFeliz semana,
Palmira
Me encanta la introducción, cinéfila y musical :)
ResponderEliminarMuy original y con una pinta fantástica!
Mira que ya me lo habías contado pero he vuelto a sonreír leyendo la anécdota de tus amigos :)
ResponderEliminarLa intro de la peli me ha gustado... jo... al final se casan Honey y Fresbee???... sí, me salió la vena maruja... jaajajaa
El plato, riquísimo!! Este también me lo apunto para cuando vuelva a Barna :P
besos guapa
Cuando vine a vivir a Olost, los regale todos,. Como tu guardé cuatro que estan en un rincón. Algún día los usaré de atrezzo.
ResponderEliminarPues no debe estar mal este paté, siempre que pueda lavarme los dientes después, que la tinta es muy traicionera 😉
Besos
Wuauuu toda una novedad este paté!! Habrá que probarlo
ResponderEliminarBesos
Que bonito escribes Abril y que delicia de paté, de historia y de cadencia en cada momento.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y mi mejor vibra corazón!!
una bonita historia¡¡ y un rico pte.
ResponderEliminarbesos crisylaura