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viernes, 3 de agosto de 2012

TARTA DE GALLETAS DE MOKA O BOLO DE BOLACHA - PORTUGAL

mi amigo Xavi que hace unos dibujos preciosos de sus viajes es el ilustrador perfecto para esta entrada.
Era una niña muy vivaracha y charlatana y adoraba el mundo en el que, repentinamente y debido a un traslado profesional paterno, se vió imbuida.  Le encantaban las películas y su vida, súbitamente se había vuelto como una… que más podía desear. Era la protagonista de un mundo nuevo dónde por el hecho de ser “la estranjera” llamaba la atención. Era la única niña española de su calle y todo eran atenciones de los tenderos que encontraban graciosa a esa niña que aprendía a hablar portugués con celeridad.  Como era una niña muy charlatana fue la más avanzada de su familia en hablar completamente la lengua de aquella nueva ciudad llena de gente amable y solícita.

Todo eran nuevas experiencias. La cocina de su nueva casa funcionaba con carbón y el calor humano entraba a “sacos” por esa puerta trasera que daba a la parte posterior del edificio... Por allí se colaba el carbonero, Mariadalus, una mujer de cabello blanco que vendía pescado a domicilio y lo llevaba sobre su cabeza, Edilia, la conserje con quién pasó muchísimas horas y a la que quería como una "nueva abuela", y el patio interior, al que se accedía desde esas escaleras, que fue el campo de juegos dónde ella y su hermano jugaron durante muchísimas horas en soledad pero con una armonía que no tendrían ya nunca más.

El colegio era un instituto español, así que sus compañeras eran todas hijas/os de emigrantes como lo eran ellos. Fue la primera vez que fue consciente de lo que significaba la diversidad.  A medio curso se incorporó una niña china, que había vivido en España, cosa que la alucinó y asombró de igual forma. En la única fiesta de cumpleaños que tuvo en la que recuerde haber tenido otras niñas del cole (y no sólo familia) Elena, que así se llamaba esta preciosidad oriental, le regaló una lamparita china de colores rojos que le maravilló. Durante muchos años estuvo colgando de la lámpara de su habitación.

Juliana, la mujer que ayudaba en casa, enseñó a su madre algunos postres portugueses. Uno de ellos fue el Bolo de Bolacha, un pastel que era muy apto para los niños al estar hecho mayoritariamente de galletas.  Se solía comer en las fiestas infantiles y era relativamente fácil de hacer. A ella que le encantaba comer, le volvía loca ese pastel mantecoso que estaba relleno de galletas y que le parecía una exquisitez.

Aquel primer verano alucinó con las playas y los acantilados del Norte del país. Se asombró al ver la marea crecer y empaparles las toallas más rápido del que habían previsto (tan sólo pudieron salvar la cámara y el bolso), se sorprendió con el olor intenso de sardinas a la brasa con el que olían todos aquellos pueblos costeros, alimentó sus ojos con el azul-verdoso de un mar diferente a su Mediterráneo, disfrutó de una vida familiar y social intensa acrecentada por el deseo de conocer aquel país y la amabilidad intensa de muchos compañeros de trabajo de su padre que deseaban agradarle y gozó de una gastronomía suave y amorosa que llenaba sus sentidos. Lo vivió intensamente, porque de algún modo intuía que todo aquello sólo era una película.
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Había intentado varias veces, infructuosamente, conseguir hacer este pastel.

Hace unas semanas en el blog Lola en la cocina vi una tarta de galletas que me retroatrajo inmediatamente… y cómo el Domingo celebramos el cumpleaños de los gemelos de mi amiga Cris la ocasión me vino que ni pintada.

La verdad es que esta receta sí funcionó y es que está muy bien explicada.



TARTA DE GALLETAS DE MOKA
Yo usé para hacerla un molde de 22x18 cuadrado para poder usar galletas tipo Fontaneda rectangulares. Tampoco encontré Fontaneda en mi super y compré un par de paquetes grandes de Gullón cuadradas. Como era más grande mi pastel que el de Lola dupliqué la cantidad de crema de mantequilla (y no me sobró).

Ingredientes:
1 paquete y medio de galletas Gullón rectangulares (según las capas que queráis hacer)
1 cafetera de café para mojar las galletas
1 vaso de leche
Chorrito brandy (opcional)
Avellanas picadas para adornar

Crema de mantequilla de moka:
500g mantequilla pomada
100g de agua mineral
280g azúcar
4 huevos enteros y 4 yemas
20g café instantáneo

Preparar primero la crema de mantequilla para que mientras empezamos a montar el pastel se enfríe y coja cuerpo en la nevera.

Preparar un almíbar con el azúcar, el café soluble y el agua. Llevar a ebullición y dejar hasta que alcance los 120º. Mientras eso ocurre poner los huevos en un bol e irlos batiendo hasta blanquearlos. Una vez el almíbar ha alcanzados su punto, incorporarlo muy despacio, en un hilito a los huevos sin dejar de batir. Parar de verter almíbar si nos parece que es demasiado, seguir batiendo y volver a incorparar hasta que se termine. Seguir batiendo hasta que notemos que la temperatura del bol va volviendo a ser normal (tocar por la parte de abajo).

Batir la mantequilla. La primera vez que preparé esta crema, al incorporar la mantequilla, aunque fue en varias veces se me cortó un poco (eso fue seguramente por las diferentes temperaturas) y aunque Lola decía que siguieses batiendo si eso pasaba, no terminó de quedarme muy bien. Así que la segunda vez, lo que hice fue el proceso al revés. Fui incorporando la masa de los huevos y el almíbar en varias veces a la mantequilla. No se me cortó y quedó una crema de una consistencia genial.

Poner en la nevera la crema para que coja un poco de cuerpo. Si nos pasamos, dejarla fuera hasta que vuelva a ser cremosa.

Poner una capa de plástico transparente en el molde que sobresalga por los lados, para facilitar el desmoldado.

Mezclar el café (que habremos hecho previamente y dejado enfriar) con la leche y poner en un bol.

Ir mojando las galletas en el café (con cuidado de no pasarnos para que no se nos rompan) e ir colocándolas en la base del molde. Esta medida fue genial porque me permitió poner galletas enteras sin tener que romperlas.

Expandir la crema por encima de las galletas. Poner otra capa de galletas…así hasta las capas que queramos. Dejaremos la última capa sin poner crema encima pues le daremos la vuelta al pastel para desmoldarlo y esa será la base. Si hace mucho calor, dejar unos minutos en la nevera para que se solidifique un poco.



Colocar una bandeja encima del molde y darle la vuelta. El papel plástico nos ayudará a desmoldarlo. Untarlo con la crema y adornar como querais.



Lola le puso unos granos de café enteros que encuentro quedaban muy bien. Yo no tenía y tan sólo le puse almendra molida por la parte de abajo.

Sacar de la nevera unos 20min. antes de consumirlo para que coja temperatura ambiente.


Las fotos no han sido muy buenas en esta ocasión, pero prometo mejorarlas! No le hacen justicia al pastel que era delicioso.


9 comentarios:

  1. Mmmm...qué pinta!!!! Creo que la probaré :)

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  2. La foto molt maca, i els records.........que afloran...... molt ben explicat, com sempre.

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  3. Felicita al Xavi. Molt maco.

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  4. Aquest pastís l'havia fet amb crema pastissera,sense banyar les galetes, aquest té molt bona pinta, l'haurem de provar de fer!

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  5. N'estic convençuda que ho era de bona. Quina bona pinta, nena!!!
    Una forta abraçada!!!
    Et comento la història introductòria, em té intrigada!

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  6. hummm que delicia de tarta April, pero es que el relato ya de por sí me ha cautivado ya que soy una tremenda enamorada de Portugal, de norte a sur y en especial de la parte del Alentejo... así que me he reido con lo de las mareas y me has hecho casi oler a sardinas... hummmmmmm que maravilla! Un besazo

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  7. Me alegro mucho de que te haya gustado. Para mi también está lleno de recuerdos y es uno de mis facvoritos, así que le tengo un cariño especial.
    Un besico.

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  8. Hola!! Ya estamos por aquí. Gracias por hacerte seguidora de nuestro blog, esperamos que te guste... a tu pregunta sobre el post de hoy,te indico el enlace donde puedes comprar el mapamundi :
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    Besitos

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  9. Madre mia, quien no ha tomado tarta de gallenas de niño ?
    yo no he vuelto a probarla, no se si prefiero dejar que los recuerdos sigan siendo tan buenos.
    Besinos

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