mi amigo Xavi que hace unos dibujos preciosos de sus viajes es el ilustrador perfecto para esta entrada. |
Era una niña muy vivaracha y
charlatana y adoraba el mundo en el que, repentinamente y debido a un traslado
profesional paterno, se vió imbuida. Le encantaban las películas y su vida, súbitamente se había vuelto como una…
que más podía desear. Era la protagonista de un mundo nuevo dónde por el hecho
de ser “la estranjera” llamaba la atención. Era la única niña española de su calle
y todo eran atenciones de los tenderos que encontraban graciosa a esa niña que
aprendía a hablar portugués con celeridad. Como era una niña muy charlatana fue
la más avanzada de su familia en hablar completamente la lengua de aquella nueva ciudad llena de gente amable y solícita.
Todo eran nuevas experiencias. La
cocina de su nueva casa funcionaba con carbón y el calor
humano entraba a “sacos” por esa puerta trasera que daba a la parte posterior
del edificio... Por allí se colaba el carbonero, Mariadalus, una mujer de cabello
blanco que vendía pescado a domicilio y lo llevaba sobre su cabeza, Edilia, la
conserje con quién pasó muchísimas horas y a la que quería como una "nueva abuela", y el patio interior, al que se accedía
desde esas escaleras, que fue el campo de juegos dónde ella y su hermano
jugaron durante muchísimas horas en soledad pero con una armonía que no tendrían
ya nunca más.
El colegio era un instituto
español, así que sus compañeras eran todas hijas/os de emigrantes como lo eran
ellos. Fue la primera vez que fue consciente de lo que significaba la diversidad. A medio curso se incorporó
una niña china, que había vivido en España, cosa que la alucinó y asombró de
igual forma. En la única fiesta de cumpleaños que tuvo en la que recuerde haber
tenido otras niñas del cole (y no sólo familia) Elena, que así se llamaba esta
preciosidad oriental, le regaló una lamparita china de colores rojos que le
maravilló. Durante muchos años estuvo colgando de la lámpara de su habitación.
Juliana, la mujer que ayudaba en
casa, enseñó a su madre algunos postres portugueses. Uno de ellos fue el Bolo
de Bolacha, un pastel que era muy apto para los niños al estar hecho
mayoritariamente de galletas. Se solía
comer en las fiestas infantiles y era relativamente fácil de hacer. A ella que
le encantaba comer, le volvía loca ese pastel mantecoso que estaba relleno de
galletas y que le parecía una exquisitez.
Aquel primer verano alucinó con las playas y los acantilados del Norte del país. Se asombró al ver la marea crecer y empaparles las toallas más rápido del que habían previsto (tan sólo pudieron salvar la cámara y el bolso), se sorprendió con el olor intenso de sardinas a la brasa con el que olían todos aquellos pueblos costeros, alimentó sus ojos con el azul-verdoso de un mar diferente a su Mediterráneo, disfrutó de una vida familiar y social intensa acrecentada por el deseo de conocer aquel país y la amabilidad intensa de muchos compañeros de trabajo de su padre que deseaban agradarle y gozó de una gastronomía suave y amorosa que llenaba sus sentidos. Lo vivió intensamente, porque de algún modo intuía que todo aquello sólo era una película.
Aquel primer verano alucinó con las playas y los acantilados del Norte del país. Se asombró al ver la marea crecer y empaparles las toallas más rápido del que habían previsto (tan sólo pudieron salvar la cámara y el bolso), se sorprendió con el olor intenso de sardinas a la brasa con el que olían todos aquellos pueblos costeros, alimentó sus ojos con el azul-verdoso de un mar diferente a su Mediterráneo, disfrutó de una vida familiar y social intensa acrecentada por el deseo de conocer aquel país y la amabilidad intensa de muchos compañeros de trabajo de su padre que deseaban agradarle y gozó de una gastronomía suave y amorosa que llenaba sus sentidos. Lo vivió intensamente, porque de algún modo intuía que todo aquello sólo era una película.
Había intentado varias veces, infructuosamente, conseguir hacer este pastel.
Hace unas
semanas en el blog Lola en la cocina vi una tarta
de galletas que me retroatrajo inmediatamente… y cómo el Domingo celebramos el cumpleaños
de los gemelos de mi amiga Cris la ocasión me vino que ni pintada.
La verdad es
que esta receta
sí funcionó y es que está muy bien explicada.
TARTA DE GALLETAS DE MOKA
Yo usé para hacerla un molde de
22x18 cuadrado para poder usar galletas tipo Fontaneda rectangulares. Tampoco encontré
Fontaneda en mi super y compré un par de paquetes grandes de Gullón cuadradas.
Como era más grande mi pastel que el de Lola dupliqué la cantidad de crema de
mantequilla (y no me sobró).
Ingredientes:
1 paquete y medio de galletas Gullón rectangulares (según las capas que queráis hacer)1 cafetera de café para mojar las galletas
1 vaso de leche
Chorrito brandy (opcional)
Avellanas picadas para adornar
Crema de mantequilla de moka:
500g mantequilla pomada100g de agua mineral
280g azúcar
4 huevos enteros y 4 yemas
20g café instantáneo
Preparar primero la crema de mantequilla para que mientras
empezamos a montar el pastel se enfríe y coja cuerpo en la nevera.
Preparar un almíbar con el azúcar, el café soluble y el
agua. Llevar a ebullición y dejar hasta que alcance los 120º. Mientras eso
ocurre poner los huevos en un bol e irlos batiendo hasta blanquearlos. Una vez
el almíbar ha alcanzados su punto, incorporarlo muy despacio, en un hilito a
los huevos sin dejar de batir. Parar de verter almíbar si nos parece que es
demasiado, seguir batiendo y volver a incorparar hasta que se termine. Seguir
batiendo hasta que notemos que la temperatura del bol va volviendo a ser normal
(tocar por la parte de abajo).
Batir la mantequilla. La primera vez que preparé esta
crema, al incorporar la mantequilla, aunque fue en varias veces se me cortó un
poco (eso fue seguramente por las diferentes temperaturas) y aunque Lola decía
que siguieses batiendo si eso pasaba, no terminó de quedarme muy bien. Así que la
segunda vez, lo que hice fue el proceso al revés. Fui incorporando la masa de
los huevos y el almíbar en varias veces a la mantequilla. No se
me cortó y quedó una crema de una consistencia genial.
Poner en la nevera la crema para que coja un poco de
cuerpo. Si nos pasamos, dejarla fuera hasta que vuelva a ser cremosa.
Poner una capa de plástico transparente en el molde que
sobresalga por los lados, para facilitar el desmoldado.
Mezclar el café (que habremos hecho previamente y dejado enfriar)
con la leche y poner en un bol.
Ir mojando las galletas en el café (con cuidado de no
pasarnos para que no se nos rompan) e ir colocándolas en la base del molde. Esta
medida fue genial porque me permitió poner galletas enteras sin tener que
romperlas.
Expandir la crema por encima de las galletas. Poner otra
capa de galletas…así hasta las capas que queramos. Dejaremos la última capa sin
poner crema encima pues le daremos la vuelta al pastel para desmoldarlo y esa
será la base. Si
hace mucho calor, dejar unos minutos en la nevera para que se solidifique un
poco.
Colocar una bandeja encima del molde y darle la vuelta. El papel plástico
nos ayudará a desmoldarlo. Untarlo con la crema y adornar como querais.
Lola le puso unos granos de café enteros que encuentro quedaban muy bien. Yo no tenía y tan sólo le puse almendra molida por la parte de abajo.
Sacar de la nevera unos 20min. antes de consumirlo para
que coja temperatura ambiente.
Las fotos no han sido muy buenas en esta ocasión, pero prometo mejorarlas! No le hacen justicia al pastel que era delicioso.
Mmmm...qué pinta!!!! Creo que la probaré :)
ResponderEliminarLa foto molt maca, i els records.........que afloran...... molt ben explicat, com sempre.
ResponderEliminarFelicita al Xavi. Molt maco.
ResponderEliminarAquest pastís l'havia fet amb crema pastissera,sense banyar les galetes, aquest té molt bona pinta, l'haurem de provar de fer!
ResponderEliminarN'estic convençuda que ho era de bona. Quina bona pinta, nena!!!
ResponderEliminarUna forta abraçada!!!
Et comento la història introductòria, em té intrigada!
hummm que delicia de tarta April, pero es que el relato ya de por sí me ha cautivado ya que soy una tremenda enamorada de Portugal, de norte a sur y en especial de la parte del Alentejo... así que me he reido con lo de las mareas y me has hecho casi oler a sardinas... hummmmmmm que maravilla! Un besazo
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te haya gustado. Para mi también está lleno de recuerdos y es uno de mis facvoritos, así que le tengo un cariño especial.
ResponderEliminarUn besico.
Hola!! Ya estamos por aquí. Gracias por hacerte seguidora de nuestro blog, esperamos que te guste... a tu pregunta sobre el post de hoy,te indico el enlace donde puedes comprar el mapamundi :
ResponderEliminarhttp://www.shop.finelittleday.com/posters/fine-little-world
Besitos
Madre mia, quien no ha tomado tarta de gallenas de niño ?
ResponderEliminaryo no he vuelto a probarla, no se si prefiero dejar que los recuerdos sigan siendo tan buenos.
Besinos