CHICKEN PIE POT - CONCURSO

RECETA ANIVERSARIO PARA
EL TALLER DE CUINA

El Taller de Cuina, nos invita a participar en su tercer aniversario con una receta que nos lleve a recordar un lugar o sitio especial para nosotros, bajo el epígrafe “la receta viajera”.

Antes que nada, FELICIDADES por esos tres años en que os habeis convertido en referentes en este mundo tan especial de los blogs!

Como ya me habreis oídoleído en muchas ocasiones uno de mis lugares favoritos del mundo mundial es Chicago. No quiero alargarme con descripciones repetitivas sobre un sitio que a mucha gente no le dirá nada. Esos lugares que son “nuestros tesoros” a menudo tienen “algo” que sólo nuestros ojos ven.

Chicago me hace sentir bien, tanto que me instalaría entre sus calles mañana mismo. Aunque, siendo sincera también creo que, podría hacerlo en algunos otros lugares del mundo que tuvieran dos o tres de las cosas que me gustan de Chicago.

Marshall Field's eran los almacenes más famosos y queridos de la ciudad.  El edificio es muy bonito y posee, en una de sus alas,  un techo con mosaico de Tiffany espectacular.  En 2006 pasó a ser propiedad de Macy’s, una cadena de grandes almacenes neoyorkina.

Uno de los lugares más emblemáticos de Chicago dónde comer en las fechas Navideñas era en el Walnut Room de Marshall Field's. El Restaurante, que está en la 7ª planta, tiene un gran salón con paredes de nogal, un techo muy alto  que permite la colocación de un árbol de navidad gigantesco y grandes ventanales a la ciudad. Es realmente impresionante sentarse alrededor del árbol para almorzar, tomar un té o cenar.

La Navidad es un tiempo que en Estados Unidos se disfruta doblemente, si te gusta, claro está. Este año, los escaparates de Macy's estaban formados por marionetas bailando al ritmo de música clásica dentro de sesenteras esferas de plástico. El árbol del Walnut Room era como yo lo recordaba, ESPECTACULAR.  En las perchas de madera  colgaban costosos abrigos de piel, plumones, boinas y bufandas.  Me hizo ilusión comprobar como algunos de los camareros eran los mismos de hace unos años. Especialmente un hombre, ya mayor, delgado, muy pálido y con una coleta rubia, último vestigio seguramente del joven rebelde que fue.  Los radiadores me encantan, viejos armatostes que junto a las molduras de madera te recuerdan que hubo tiempos en que en aquel salón brilló el lujo.

Uno de los platos estrellas es el Chicken Pie pot, que no es más que un guiso suave de pollo, cubierto de hojaldre. Lo pedí con expectación y al romper el hojaldre un suave aroma de mantequilla y tomillo se coló en mi alma, calentándola con tiernos abrazos de Navidad feliz. Bajo el crujiente, en un baño suave y ligero como una bechamel, el pollo y las verduras humeantes, sencillas y sabrosas, se convierten en un delicioso bocado.

Existe el libro de recetas, al igual que el bol dónde lo sirven, que no me compré con uno de aquellos pensamientos tan inútiles que nos abordan a veces “ya lo compraré otro día” y que luego nunca se materializan. Pero no importa, lo tengo localizado en Amazon y si no forma parte de la gran lista de excusas que tengo ya elaborada para volver. Gracias a Internet he podido recrear este plato, para este reto. Espero os guste como yo lo disfruté!!!!

 

CHICKEN POT PIE

(Este es un plato muy sencillo que puede irnos muy bien para aprovechar los restos de un pollo a l’ast  ó asado en el horno. El fondo suave de pollo es fácil de hacer o tener en el congelador!)

INGREDIENTES:
(para 3-4 personas en raciones pequeñas, 2 cómida única)

1 lámina de hojaldre
2 cuartos de pollo hervidos y su caldo
568 g de caldo
2 ramas de apio (para el sofrito)
1 cebolla grande  (para el sofrito)
2 zanahorias  (para el sofrito)
100 g de guisantes hervidos
30 g Mantequilla
76 g harina
365 g de leche
60 g de jerez seco
1 huevo
Tomillo, Sal/Pimienta

Hacer un fondo de ave como acostumbremos (en mi caso, el pollo, apio, zanahoria, cebolla y sal).  Reservar un poco más de medio litro del caldo para el guiso. Mientras se hacía el caldo yo hice los guisantes aprovechando su propio vapor.  Desmenuzar el pollo y cortar en trocitos pequeños.

Cortar en brunoise la cebolla, el apio y las zanahorias y ponerlas a sofreír con la mantequilla y un poco de aceite de oliva virgen para que no se queme. No hacerlo a fuego muy alto para evitar que se queme la mantequilla y para dejar que se poche bien la cebolla. Cuando esté en su punto, añadirle la harina y dejar que se haga un par de minutos revolviendo. Añadir el caldo, la leche y dejar hervir a fuego suave unos 10 minutos. No dejar de revolver, bastante a menudo, para evitar que se pegue y se formen grumos.

Pasados los 10m. añadir el jerez, el pollo, los guisantes, salpimentar y dejar unos 5 m. revolviendo.

Antes de repartir el guiso en los cuencos que van a ir al horno, ponerlos sobre el hojaldre para fabricar las tapas a medida de hojaldre.  Repartir entonces el relleno. Quitarle los sobrantes al hojaldre y colocar "las tapas" sobre los cuencos. Con un tenedor marcar los bordes para darle un bonito acabado.

Con un huevo batido o con una clara (yo aproveché de una botella que tenía de claras pasterizadas), pintar la superficie. También le hice un adorno con el resto de hojaldre y un molde de cookie en forma de gallina.

Meter al horno durante unos 25 minutos a 200ºC.  Vigilar porque cada horno es un mundo, pero más o menos ese tiempo será el adecuado para que se dore.

Tener cuidado al romper el hojaldre,  e hincar la cuchara …. el guiso arderá. Pero… está delicioso!!!!!!!